PLAZA DE TOROS

 

NOMBRE: CTRA VILLAVICIOSA 01  

AUTOR DEL PROYECTO: Ignacio de Velasco  

FECHA DEL PROYECTO: 1888  

ESTILO: HISTORICISMO  


DESCRIPCIÓN: En torno a la primera década del siglo XX, Gijón se había consolidado como un núcleo de relativa importancia, en torno a la imagen de ciudad industrial y veraniega. Esta doble andadura se había iniciado durante las últimas décadas del siglo XIX, cuando junto al desarrollo industrial iban apareciendo en diversos puntos de la ciudad una serie de equipamientos que reforzaban su voluntad de convertirse en ciudad de ocio. Uno de estos equipamientos emblemáticos fue la Plaza de Toros que se construyó en el Bibio por iniciativa privada en 1888, con proyecto del arquitecto Ignacio de Velasco. Fue necesaria la suscripción de acciones para realizar esta obra que se presupuestó en 200.000 pesetas, y cuya primera piedra se colocó el 2 de enero de 1888, finalizándose en el tiempo de récord de ocho meses, pues se inauguró el 12 de agosto del mismo año con la primera corrida de toros, en medio de una gran expectación, y con un aforo para 10.500 espectadores. El redondel mide 50 metros de diámetro, con seis huecos de puerta. Los tendidos son de piedra como los de la plaza de Madrid, y la grada, palcos y andanadas tienen los asientos de madera, y están sostenidos por columnas de hierro. En 1940, recién terminada la Guerra Civil, Dª Lucía Sánchez y García Rendueles, propietaria de la Plaza en aquellos momentos puso el establecimiento en venta, y el Ayuntamiento, ante el temor de su derribo, pues se encontraba muy deteriorado, planteó una estrategia para su conservación a través de la constitución de una Sociedad de capital privado, que se hiciera cargo de manera provisional del inmueble, hasta que el Ayuntamiento pudiera asumir los costes de su propiedad. Al iniciarse la década de 1950, el Ayuntamiento ya había logrado hacerse con la propiedad del inmueble, que se había consolidado como lugar no sólo de celebración de la fiesta taurina, sino también de otros eventos importantes de la vida social y cultural de Gijón, hasta convertirse en una importante seña de identidad urbana que se ha mantenido hasta la actualidad.