lunes, 13 de mayo de 2013

CASA PAQUET






   AUTOR: Miguel García de la Cruz

   FECHA DEL PROYECTO: 1918

   ESTILO: Neoespañol

   DESCRIPCIÓN:

   Durante el segundo decenio de este siglo se incorporan a la actividad profesional en la región un grupo de jóvenes arquitectos que salen de la escuela de Madrid embebidos en la doctrina y diseño de la arquitectura nacional –regionalista. Se trata de García-Lomas, Bobes, Bustelo, Casariego, Díaz Omaña y Luis Menéndez-Pidal entre otros. No serán sin embargo, los responsables únicos de la implantación en Asturias de los historicismos hispánicos, igualmente cultivados entre nosotros por arquitectos visitantes procedentes de Cantabria (Lavín hijo, M.D. Lastra) o Madrid (T. Anasagasti), y con similar convencimiento y destreza por la generación anterior de profesionales, la que se titula en el cambio de siglo e inicia su carrera bajo la órbita del eclecticismo y el modernismo. A este último bloque pertenece, junto con Bellido, Marín, Suardíaz, Hacha, Galán, y García de la Cruz, el último un brillante tracista modernista del que esta obra en el muelle de Gijón constituye su bautismo en el estilo neoespañol. Un nuevo testimonio de la camaleónica facultad de los arquitectos activos en la mitad del siglo XIX y XX para convertirse al cabo de diez/veinte años a los estilos de la última edición, mostrándose en cambio inmovilista  en el consumo de tipologías, técnicas de construcción y esquemas de planta más que centenarios.
La casa para Eduardo Paquet fue ideada para contenerse en un magnífico solar de 400m (cuadrados), protegido por el norte por otra construcción y provisto por tanto de excelente orientación solar y a las vistas sobre el primitivo puerto de Gijón, para entonces ya relevado de la desagradable actividad industrial. Se trata de uno de los testimonios urbanos más tempranos (el proyecto es de 1918) de las tendencias castizas en la arquitectura asturiana, precedido cuando menos por un par de edificios de viviendas de sabor neoplasteresco levantados en torno a 1910 en la calle Fray Ceferino de Oviedo. García de la Cruz resuelve, con el acierto propio de un arquitecto conservador ante un proyecto de restauración, la construcción de nueva planta de un palacio urbano español de época moderna, al que si bien le falta la puerta aneja cercada lo compensa con su implantación en el casco histórico, estratégica como era habitual (semejanzas con la antigua fachada a la ría, hoy parque, del palacio de Campo Sagrado en Avilés), y la volumetría característica de estas construcciones patricias. De ahí que las obras más logradas del episodio nacional- regionalista, debido a su inspiración en el palacio urbano o rural de los siglos modernos, sean aquellas como la casa Paquet suscriban la volumetría y el tipo de morada unifamiliar, por oposición a los edificios de viviendas, tipología residencial urbana nacida en el siglo XIX al calor de operaciones inversoras generadoras de substanciosos beneficios, y para lo que por todos los medios las tendencias neoespañola y regionalista tratarían de articular una adaptación de la vivienda unifamiliar áulica tomada como patrón.
Arcos carpanales ciegos, medallones, alfíces, balcón en esquina, vano palladiano, escudos, torre en esquina y aleros airosos retraen esta obra edificada en la primera postguerra casi cuatro siglos atrás. Evidentemente la proyectística de este signo, al margen de su casticismo, no conduciría la arquitectura española por la senda de la vanguardia internacional entonces a punto de eclosionar. 

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