UN ARQUITECTO PARA UNA ÉPOCA...
MANUEL DEL
BUSTO
Después de desempeñar cargos de arquitecto municipal en
diversas provincias españolas, pronto fijó su residencia en Gijón (1902). Sus
primeras obras singulares datan de aquellos momentos.
Un primer momento de aproximación al modernismo, evoluciona
hacia un provisional y dubitativo historicismo de autoafirmación nacionalista
que parece querer alejarse de las influencias europeas (…) para, muy pronto,
adaptarse a las corrientes internacionales contemporáneas, coincidiendo con la
importante incorporación al estudio de su hijo Juan Manuel (1905-1967).
Autor imprescindible en el paisaje urbano gijonés de la
primera mitad de siglo XX, supo introducir muchos elementos del art decó
americano que previamente había conocido de primera mano en sus contactos con
los Estados Unidos y un posterior viaje a Austria.
Las últimas obras de Manuel del Busto se inscriben netamente
en lo que podíamos denominar un historicismo formal. Si bien las técnicas
constructivas empleadas y la concepción de los espacios interiores aún quieren
ser reflejo de una modernidad racional, muy distanciada de las influencias
decimonónicas, los edificios se revisten de ropajes añorantes de un
esplendoroso y tópico pasado imperial, con la utilización de un amplio
repertorio de elementos decorativos clásicos.
OBRAS
DESTACADAS: Edificio
del café San Miguel (1903); chalé de la plaza de Europa (1907); Escuela
Superior de Comercio (1911); Asturias, 4 (1929); Marqués de San Esteban – Pedro
Duro (1931); Casa Blanca (1934); Estación de Alsa (1939).
No hay comentarios:
Publicar un comentario